miércoles, 19 de junio de 2013

Se llamaba Ana


A veces la actualidad más trágica y macabra te devuelve sin esperarlo a otros tiempos, a otra etapa de tu vida en la que todo quería ser felicidad y descubrir nuevas sensaciones. Esa época llamada pubertad o adolescencia, en la que uno, siempre en compañía de otros, se iba abriendo al mundo. Un mundo donde la maldad también existe.

Se llamaba Ana,  pero para nosotros era Ana, la de Sant Feliu, la del barrio Falguera, lugar que descubrimos aquel verano del 86, creo. Eran tardes de 'Casino', de 'calimocho', de piscina, de grupos de amigos y amigas, con algún ligue por medio, que permitía que ellas, de Sant Feliu de Llobregat y nosotros, de Sant Joan Despí, nos viéramos casi a diario hasta que llegara septiembre o se rompieran las relaciones surgidas en ese período.

Se llamaba Ana, Ana Martos, el apellido lo descubrí hace casi 10 años cuando volví a encontrarme con su rostro, mezclado con el de otras muchas personas que compartían una misma incertidumbre, figurar en un listado de 'desaparecidos', de  aquellos de quien un día se dejó de saber y a quien familiares y amigos buscaban con tesón y esperanza. Lo comenté entre aquellos ya no adolescentes y ahora ya más curtidos amigos con los que aún mantengo contacto y me contaron que habían visto carteles con su foto y nombre colgados en su pueblo y nuestro pueblo. Tenía 32 años cuando desapareció.

Se llamaba Ana Martos y hace unos 5 días encontraron su cuerpo sepultado bajo toneladas de tierra en una finca de Lloret de Mar. Se aprovecharon de su inestabilidad emocional para estafarla y poco después acabar con esos ojos siempre brillantes y llenos de vida. Sus asesinos ya han sido detenidos y la incertidumbre de unos padres desconsolados acaba con uno de los finales más dramáticos.

Se llamaba Ana y si de una cosa estoy seguro es que no se merecía esto.

miércoles, 12 de junio de 2013

Ahora sí... por fin soy 'El Padrino'


Durante años he recibido por parte de algunos amigos esta para mí honrosa denominación pero a su vez de dudosa reputación supongo. Más por mi devoción por la mítica trilogía cinematográfica basada en la obra maestra de Mario Puzo que por el hecho de manejar los hilos en la sombra pero ahora por fin, desde el pasado domingo (día en que se me comunicó la noticia), voy a ser un 'Padrino' en toda regla. La verdad es que me honra acoger bajo mis brazos protectores al pequeño Álvaro y ello supone para mí mucho más que un simple trámite. En realidad es un reto y una responsabilidad. Moltes gràcies sister y cuñao (més en el teu cas que deixes en mans d'un 'perico' l'apadrinament, ja ja ja)